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Puntos en común: judaísmo, cristianismo e islam

Por Jerald F. Dirks. Máster en Divinidad y doctorado en Psicología.

INTRODUCCIÓN

Es importante valorar las afinidades que existen entre el islam, el cristianismo y el judaísmo. Cada una de estas tres religiones afirma que solo hay un Dios. Cada una reclama el mismo legado histórico de la tradición profética. Las tres nos instan a evitar el mal y la crueldad, pues habrá una resurrección general y un Día del Juicio Final. Cada una de ellas comparte un impresionante número de elementos con las otras dos en lo que respecta a ciertos aspectos de las enseñanzas éticas y espirituales. Si usamos la analogía de un árbol, cada una de estas tres religiones afirma ser la única y verdadera extensión vertical del tronco de la revelación principal, y las otras dos se consideran ramas laterales que se desvían de la auténtica verticalidad del tronco original.

Veamos ahora algunos ejemplos concretos.

JESÚS

Tanto el islam como el cristianismo proclaman la anunciación del ángel a María y el nacimiento virginal de Jesús.

Cuando los ángeles (venidos de nuevo a María una vez hubo pasado tiempo) dijeron: «¡María! Dios te albricia con Su Palabra [¡Sea!], Su nombre será el Mesías, Jesús, el hijo de María» […]. «Dijo [María]: “¡Señor mío! ¿Cómo he de tener un hijo si no me ha tocado hombre?” Le respondió: “¡Así será! Dios crea lo que quiere. Cuando decide algo, solo dice: ¡Sea!, y es.» […]. El ejemplo [de la creación] de Jesús ante Dios es como el de Adán, a quien creó del barro y luego le dijo: “¡Sé!”, y fue. (Corán, 3:45a, 47, 59).

Mientras que muchos pasajes del Corán tratan sobre la misión, la labor y los milagros de Jesús, en Corán, 3:49 se ofrece el compendio más conciso. Este único versículo cuenta al lector que Jesús obró abundantes milagros «con permiso de Dios» (por ejemplo, convertir una figurilla de arcilla en forma de pájaro en un pájaro de verdad, sanar a los ciegos y a los leprosos, y resucitar a los muertos) y que anunció «lo que coméis y lo que almacenáis». Asimismo, en Corán, 19:27-34 se afirma que Jesús habló desde la cuna, y en Corán, 5:46 se narra que Dios le entregó a Jesús un evangelio que contenía «guía y luz, y la confirmación de la ley que le había precedido».

La historia de los pájaros de arcilla y la de Jesús hablando desde la cuna puede que resulten novedosas para la mayoría de los cristianos, pero ambos relatos aparecen en las primeras obras cristianas. The First Gospel of the Infancy of Jesus Christ describe cómo Jesús habló desde la cuna, en el versículo 1:2, mientras que en el 15:6 del mismo evangelio apócrifo y en el 1:2-10 del Evangelio de la infancia de Tomás cuentan la historia de los pájaros de arcilla que cobran vida. Además, la lista de milagros que se recoge en Corán, 3:49 parece coincidir en gran medida con listas similares que aparecen en los evangelios del Nuevo Testamento. Por ejemplo, en Corán, 3:49, Jesús dice:

… Sanaré a los ciegos y a los leprosos, y resucitaré a los muertos, todo por orden de Dios. Os diré lo que consumís (y desperdiciáis del mundo), así como lo que guardáis (como buenas acciones para el Día del Juicio Final). (Sabed que) en todas estas cosas hay un gran signo si tenéis verdadera fe.

De forma similar, en los evangelios del Nuevo Testamento, Jesús dice:

Y él contestó y les dijo: «Id y contadle a Juan lo que habéis visto y oído; los ciegos recobrar la vista, los cojos caminan, los leprosos están purificados, los sordos oyen, los muertos han resucitado y a los pobres les han anunciado buenas nuevas». (Lucas, 7:22; véase también Mateo, 11:4b-5).

Por último, el islam, al igual que el cristianismo, sostiene que a Jesús aún le aguarda un papel por desempeñar antes del Día del Juicio Final. De manera excepcionalmente parecida al pensamiento cristiano, numerosos hadices del profeta Muhammad (Muslim, n.º 293,6931-6934, 7015, 7023; AbuDawud, n.º 4310; Al-Bukhari, 3:425, 656; 4:657, 658) contribuyen a la perspectiva islámica de que Jesús descenderá de nuevo a la Tierra, matará al Anticristo y establecerá un reinado terrenal.

Existe un pasaje particularmente impresionante del Antiguo Testamento que muchos cristianos interpretan como que hace referencia a este reinado mesiánico venidero.

Y el lobo morará con el cordero y el leopardo con el niño se acostará; el becerro y el cachorro de león y el ternero cebado juntos; y un niño pequeño los pastoreará. Y la vaca y el oso se alimentarán; sus crías dormirán juntas; y el león comerá paja como el buey. Y el niño de pecho jugará sobre el hoyo del áspid y el niño destetado extenderá la mano sobre la guarida de la víbora. No harán dañarán ni destruirán en todo mi santo monte; pues la tierra estará llena del conocimiento del Señor, como las aguas cubren el mar.(Isaías, 11:6-9).

El reinado mesiánico se describe de forma sorprendentemente similar en el siguiente dicho del profeta Muhammad.

Durante el reinado de Jesús, existirá tal seguridad que un camello pacerá con el león, y los depredadores con las vacas y las ovejas. Los niños jugarán con serpientes, y ninguno dañará al otro. (Musnad, 406:2).

MARÍA

Jesús no es el único que ocupa una posición de honor en el islam. Su madre Maryam (María) también. Puede que sea motivo de sorpresa para algunos cristianos saber que en el Corán hay un capítulo entero dedicado a María. Los musulmanes también creen que María es una de las dos mejores mujeres de la creación; la otra es Asiya, la mujer del Faraón (Sahih Muslim, libro 31).

ENSEÑANZAS ÉTICAS Y ESPIRITUALES

El islam, el cristianismo y el judaísmo recalcan que la verdadera devoción a la revelación divina implica establecer una buena relación con Dios y el prójimo. La primera expresión clásica de este punto de vista se encuentra en los Diez Mandamientos de la Biblia, tal y como se indica en Éxodo, 20:1-17 y en Deuteronomio, 5:1-22. Estos mandamientos, según el método tradicional protestante de enumerarlos, se pueden resumir de la siguiente manera: (1) no tendrás otros dioses antes que a Dios; (2) no te harás ningún ídolo; (3) no tomarás el nombre del Señor, tu Dios, en vano; (4) te acordarás del día de sabbat para santificarlo; (5) honrarás a tu padre y madre; (6) no matarás; (7) no cometerás adulterio; (8) no robarás; (9) no darás falso testimonio; (10) no codiciarás los bienes ajenos. Estos Diez Mandamientos son la base del sistema deontológico judeocristiano y se reflejan de forma bastante clara en las enseñanzas éticas del Corán.

Vuestro Señor ha decidido que debéis servirlo a él y a nadie más, y que debéis ser buenos con vuestros padres. Si a alguno de ellos, o a los dos, les llega la vejez durante vuestra vida, no les habléis con desprecio ni los rechacéis, sino habladles con respeto […]. No os mezcléis en ninguna actividad sexual ilícita, pues es una práctica deshonrosa y abre el camino (a mayores pecados y peligros). No toméis la vida de nadie (cuya vida) Dios ha prohibido (que se tome), excepto por una causa justa (provista por la ley) […]. Suministrad la medida íntegra (a vuestros clientes) cuando (les) midáis, y utilizad una balanza exacta para pesar, pues es lo mejor para conseguir un buen resultado […]. No codiciéis las cosas (materiales), (como el dinero o la fama,) con las que Dios ha bendecido a algunos de vosotros más que a otros. (Corán, 17:23, 32-33a, 35; 4:32a).

Detengámonos un instante para analizar estos mandatos coránicos. 1) «Vuestro Señor ha decretado que no adoréis a nadie más que a él». No tendrás otros dioses antes que a Dios. 2) «Sed buenos con vuestros padres. Si a alguno de ellos, o a los dos, les llega la vejez durante vuestra vida, no les habléis con desprecio ni los rechacéis, sino habladles con respeto». Honrarás a tu padre y madre. 3) «No cometáis adulterio, pues es una (acción) deshonrosa y un mal que abre el camino (a otros males)». No cometerás adulterio. 4) «No toméis la vida —que Dios ha hecho sagrada— excepto por una causa justa». No matarás. 5) «Suministrad la medida íntegra cuando midáis, y utilizad una balanza exacta para pesar». No robarás. 6) «Y de ninguna manera codiciaréis aquellas cosas en que Dios ha otorgado sus dones más ampliamente a algunos de vosotros más que a otros». No codiciarás los bienes ajenos.

En cuanto a los restantes cuatro mandatos morales de los Diez Mandamientos, uno puede encontrar con facilidad paralelismos en el Corán para tres de ellos. «No te harás ningún ídolo» concuerda con la práctica islámica tradicional de evitar crear semejanzas artísticas de cualquier ser vivo y con el siguiente mandato coránico.

… rehuid la abominación de los ídolos… (Corán, 22:30).

«No tomarás el nombre del Señor, tu Dios, en vano» es parejo a Corán, 24:53.

(Los hipócritas) juran por Dios con firmeza que, si tú das la orden, ellos saldrán (de sus casas y marcharán con la milicia en tiempos de guerra). Diles: «No juréis solamente, pues la verdadera obediencia es una (manera) más adecuada (de demostrar vuestra sinceridad), y Dios está bien informado sobre lo que hacéis».

La idea de «no darás falso testimonio» se expresa en numerosos pasajes del Corán (por ejemplo, 2:42, 4:112, 25:72-75, 40:28, 45:27, 51:10, 56:92 y 58:14-15), pero quizá se refleja mejor en Corán, 2:42.

No confundas la verdad con la mentira, no ocultes la verdad intencionadamente…

Por consiguiente, solo el mandamiento de «te acordarás del día de sabbat» del Decálogo no aparece en el islam.

Un segundo precepto ético fundamental de Antiguo Testamento es la lex talionis (ley del talión) que pertenece a la denominada ley de Moisés.

Pero si siguiera algún daño, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. (Éxodo, 21:23-25).

Cabe destacar que en el Nuevo Testamento se menciona que Jesús modificó la ley del talión cuando supuestamente dijo:

Habéis oído lo que se ha dicho: «Ojo por ojo y diente por diente»; pero, yo, yo os digo que no te resistáis al mal, sino que a quien te dé una bofetada en la mejilla derecha le vuelvas también la otra. (Mateo, 5:38-39; véase también Lucas, 6:29).

En los versículos anteriores, Jesús al parecer sugirió que la ley del talión debería hacerse menos severa a través de la caridad, la misericordia y el perdón. Este llamamiento a la rectificación compasiva de la ley del talión también aparece en el Corán.

Decretamos para ellos (en la Torá): «Vida por vida, ojo por ojo, nariz por nariz, oreja por oreja, diente por diente, y una herida a cambio de una herida». Ahora (este principio se ha modificado), así que, si alguien decide abstenerse de tomar represalias, por caridad, entonces es un acto de expiación para sí mismo. (Corán, 5:45).

Consideremos ahora otra de las grandes enseñanzas éticas atribuidas a Jesús en el Nuevo Testamento, una que ilustra de manera notable nuestro deber y nuestra responsabilidad sociales hacia el prójimo.

Entonces dirá también a los de la izquierda: «Apartaos de mí, malditos, e id al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; pues tenía hambre y no me disteis de comer, tenía sed y no me disteis de beber, era forastero y no me disteis cobijo, estaba desnudo y no me vestisteis, estaba enfermo y en la cárcel y no me visitasteis». Entonces también ellos responderán diciendo: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel y no te servimos?». Entonces les responderá diciendo: «De cierto os digo que, en la medida en que no lo hayáis hecho a una persona menos importante, tampoco a mí lo habéis hecho». E irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna.(Mateo, 25:41-46).

El islam ofrece una instrucción ética idéntica, que forma parte de los dichos del profeta Muhammad.

El apóstol de Dios dijo: «Realmente, Dios, el exaltado y glorioso, dirá el Día de la Resurrección: “¡Oh hijo de Adán! Estuve enfermo y no me visitaste”. Él dirá: “Señor mío, ¿cómo te iba a visitar si tú eres el Señor de todos los mundos?”. A continuación, él dirá: “¿No sabías que mi siervo fulano estuvo enfermo, y tú no lo visitaste, y no sabías que, si lo hubieras visitado, me habrías encontrado junto a él? ¡Oh hijo de Adán! Te pedí comida, pero tú no me diste de comer”. Él dirá: “Señor mío, ¿cómo te iba a dar de comer si tú eres el Señor de todos los mundos?”. Él dirá: “¿No sabías que mi siervo fulano te pidió comida, pero no le diste de comer, y no sabías que, si lo hubieras dado de comer, le habrías encontrado junto a mí?”. (El Señor proseguirá:) “¡Oh hijo de Adán! Te pedí de beber, pero tú no me diste”. Él dirá: “Señor mío, ¿cómo te iba a dar de beber si tú eres el Señor de todos los mundos?”. A continuación, él dirá: “Mi siervo fulano te pidió de beber, pero no le diste, y si lo hubieras dado de beber, le habrías encontrado junto a mí”». (Muslim, hadiz n.º 6232).

En otro pasaje del Nuevo Testamento, se narra que Jesús previno a sus seguidores contra la falsa devoción al dar limosna, enfatizó que la recompensa divina se basa tanto en las intenciones de uno como en su comportamiento, y sugirió que los actos de caridad no deberían hacerse públicos.

Prestad atención de no dar vuestra limosna delante de los hombres para que os vean, si no, no obtendréis recompensa con vuestro Padre que está en los cielos. Cuando, por ello, des limosna, no hagas tocar una trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los alaben los hombres. De cierto te digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando des limosna, no dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace tu mano derecha, para que tu limosna se mantenga en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará. (Mateo, 6:1-4).

El siguiente pasaje del Corán parece guarda un paralelismo directo.

¡Creyentes! No hagáis que vuestras limosnas pierdan su valor jactándoos frente al beneficiario del favor que habéis hecho o humillando (a los pobres). Esto es lo que hacen los presuntuosos cuando dan limosna para ser vistos por los demás, pues realmente no creen en Dios ni en el Día del Juicio Final. (Corán, 2:264a).

Antes ofrecer nuestra reflexión de Mateo, 6:1-4, puede que resulte útil citar un ejemplo de los hadices del profeta Muhammad, uno que guarda semejanza con las supuestas palabras de Jesús sobre la forma adecuada de dar limosna.

El mensajero de Dios dijo: «Cuando Dios creó la Tierra […], los ángeles […] preguntaron si algo de su creación (de Dios) era más fuerte que el viento, y él respondió: “Sí, el hijo de Adán que da limosna con su mano derecha mientras lo oculta de su izquierda”». (Al-Tirmidhi, hadiz n.º 192).

El Nuevo Testamento afirma que Jesús también advirtió de la devoción falsa a través de la oración.

Y cuando oréis, no seréis como los hipócritas, pues les gusta ponerse de pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para que los vean los hombres. De cierto os digo que ya han recibido su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu alcoba y, tras haber cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará. Y cuando ores, no uses vanas repeticiones, como hacen los gentiles, pues ellos piensan que por su palabrería se les oirá. (Mateo, 6:5-7).

Ideas semejantes se expresan en Corán, 107:4-7.

Una advertencia para aquellos que rezan, para aquellos que son negligentes con su devoción, y solo rezan para hacerse ver, y sin embargo se niegan a compartir el más mínimo favor.

Las consideraciones éticas que figuran en Mateo, 6:5-7 también se expresan de forma clara e inequívoca en un dicho del profeta Muhammad, en el que dio a entender que el Anticristo era una menor amenaza para el creyente que el creyente que modificaba su oración a causa de la devoción falsa.

El mensajero de Dios vino a ellos cuando estaban hablando del Anticristo, y preguntó si les gustaría que les dijese qué le causaba más temor para ellos que el Anticristo. Respondieron que sí, así que dijo: «El politeísmo latente, es decir, que un hombre se alzará y rezará y prolongará su oración porque ve que alguien le está mirando». (Al-Tirmidhi, hadiz n.º 5333).

Para muchos cristianos, el pináculo de las alegadas instrucciones éticas de Jesús se encuentra en la denominada regla de oro.

Así que, todas las cosas que deseéis que los hombres os hagan, así también hacédselas vosotros; pues esta es la ley y los profetas. (Mateo, 7:12; véase también Lucas, 6:31).

Se pueden encontrar variaciones de la regla de oro en escritos judíos anteriores. Por ejemplo, existe una versión previa de la regla de oro que se atribuye al rabino Hillel, en la que instruía que uno no debe hacer a los demás lo que uno no quisiera que le hicieran a él. Otra versión anterior de la regla de oro figura en las obras apócrifas del Antiguo Testamento.

Lo que odias, a ningún hombre se lo hagas. (Tobías, 4:14)

El equivalente islámico de la regla de oro aparece en las enseñanzas del profeta Muhammad.

El Profeta dijo: «Ninguno de vosotros tendrá fe hasta que desee para su hermano lo que le gusta para sí mismo». (Al-Bukhari, hadiz n.º 1:12).

Veamos un último ejemplo de los elementos que comparte el islam con la tradición judeocristiana. El autor de la Epístola de Santiago advierte al hombre de tomarse a sí mismo demasiado en serio.

Venga, los que decís: «Hoy o mañana iremos a esta ciudad y pasaremos ahí un año, y comerciaremos, y obtendremos beneficios, cuando no sabéis lo que será de mañana. ¿Qué es vuestra vida? Pues sois un vapor que se aparece durante un poco de tiempo y luego se desvanece. ]Lo que deberíais decir es: «Si el Señor quiere, viviremos, y haremos esto o aquello». (Santiago, 4:13-15).

El Corán también desaconseja este tipo de arrogancia.

Nunca digas: «Lo haré mañana» sin añadir: «Si Dios quiere». (Corán, 18:23-24a).

RESUMEN Y CONCLUSIONES

A pesar del impresionante consenso que existe entre las tres fes abrahámicas, es importante reconocer que también hay diferencias muy reales entre ellas. De entre estas desemejanzas fundamentales que dividen dichas religiones, uno podría enumerar los siguientes conflictos: 1) la misión divina y la labor de Jesucristo —universales según el cristianismo contemporáneo, específicas de los hijos de Israel según el islam, e inexistentes según el judaísmo—; 2) la supuesta crucifixión de Jesús —realidad según el cristianismo contemporáneo y el judaísmo, ilusión según el islam—; 3) el origen de Jesús —divino según el cristianismo contemporáneo, humano según el islam y el judaísmo—; y 4) el origen de Dios —Trinidad según el cristianismo contemporáneo, Unidad según el islam y el judaísmo—. Hay mayores desacuerdos entre las religiones abrahámicas en lo que respecta al estatus de Muhammad como profeta de Dios, de la Biblia contemporánea como revelación divina y del Corán como revelación divina.

No obstante, estas diferencias no deben poner en segundo plano las similitudes, igual de reales e importantes, en la historia, legado y creencias fundamentales religiosas que guardan estas tres religiones. Ni tampoco deben cegarnos ante el hecho de que los judíos, los cristianos y los musulmanes comparten un núcleo común de valores religiosos, una adopción común del idealismo religioso, y una creencia religiosa común en cuanto a sus obligaciones y deberes sociales hacia el prójimo.

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(Extracto del libro "Comprender el islam fácilmente")

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Tabla de contenidos

comienzo

Apartado I: nociones básicas

Lo que el islam no es

¿Qué es el islam?

Apartado II: artículos generales

¿Por qué existe el mal y el sufrimiento?

Por qué creo en Dios — testimonio de un musulmán

El Corán, la ciencia moderna y más

El islam y el racismo

El islam: ¿la solución a los problemas sociales de Estados Unidos?

Dios y los musulmanes

Selección extraída del Corán

Algunas virtudes musulmanas (dichos del profeta)

Apartado III: otros temas

El islam y los embriagantes

El cielo y el infierno

El perdón

Apartado IV: islam y cristianismo

Similitudes

Puntos en común: judaísmo, cristianismo e islam

Diferencias

Muhammad en la Biblia

La Trinidad

Jesús: ¿hombre y Dios?

Expiación vicaria en la «sangre del Cordero»

La Biblia y la ciencia moderna

La Biblia y la palabra de Dios

¿El Corán preservado?

Apartado V

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