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¿Por qué existe el mal y el sufrimiento?
Nota: si no eres musulmán y vas a leer este capítulo, ten en cuenta que este artículo fue escrito originalmente para un público islámico y, por desgracia, puede que en ocasiones sea difícil comprender por completo algunos temas «de forma indirecta». Incluso muchos musulmanes consideran que a menudo se comprende mejor el islam al practicarlo (con sinceridad). No obstante, ofrecemos este capítulo como herramienta de reflexión para quien esté interesado. (Así que no dudes en consultar con musulmanes expertos en la materia si hay algo que no entiendas).
¿Por qué existe el mal? ¿Por qué hay sufrimiento? ¿No es todo en la vida injusto? ¿Por qué no se responden las duas (súplicas) de los musulmanes?
Respuesta n.º 1
¿Cuál es la causa del mal? ¿Cuál es la causa de la oscuridad y la ausencia de luz? ¿De dónde proviene la luz sino de nuestro Señor y Creador? ¿Quién es un asesino y torturador sin sentido sino alguien que ha decidido dar la espalda a su Señor y condenarse a sí mismo a perderse en su propia oscuridad? ¿Dónde hay luz excepto donde Dios la irradia con su gracia sobre aquellos que se han entregado por completo a su Señor, con total amor y admiración hacia él?
El mal surge como consecuencia de la libertad de elección (por ejemplo, entregarse a Dios o darle la espalda como gesto de rebeldía), la cual Dios otorga al ser humano durante un breve periodo de tiempo. Es esta libertad la que diferenciará el bien del mal. Hay que recordar que para muchos el mundo está lleno de pruebas (espirituales); quienes las superen irán al cielo, aquellos que no, irán al infierno. Pero, si una prueba no implicase dificultad o esfuerzo, ¿qué tipo de prueba sería? ¿Cómo de eficaz sería en realidad a la hora de distinguir entre el bien y el mal? ¿Acaso «estar a prueba» no supone hacer uso de todas tus fuerzas para realizar una tarea?
¿Puede una persona convertirse en atleta sin años de dedicación, iniciativa y trabajo duro? ¿Podemos esperar felicidad y riqueza infinitas en el paraíso sin sudor, esfuerzo y sufrimiento?
¿Qué lógica tiene sino? Si todo está bien, ¿cómo se pondrá a prueba a la gente? Todo el mundo parecerá estar bien. El hombre muestra su verdadera naturaleza bajo presión y en la adversidad. ¿Acaso hay mejor manera de descubrir la maldad de una persona que haciendo que la exprese? Por ejemplo, si a Hitler le hubiesen otorgado las tierras, la riqueza y la fama que buscaba al instante y sin un juicio, ¿habría el ser humano descubierto su verdadera naturaleza? ¿O preferirías que el mal interior de estas personas permaneciese oculto del mundo y de sí misma? ¿Te gustaría vivir en un cielo con calumniadores, asesinos, ladrones e hipócritas como tus íntimos compañeros y vecinos? ¿Pueden estos rebeldes vivir en el cielo que anhelas? No, no sería un cielo, sino un infierno. ¿Cómo de eficaz es la prueba?
Sunan Abu Dawud, libro 40, n.º 4726: Abu Hurayrah narraba: «El apóstol de Dios (que la paz vaya consigo) dijo: “Cuando Dios creó el paraíso, éste le dijo a Gabriel: ‘Ve a verlo’. Gabriel fue a verlo, y entonces regresó y exclamó: ‘¡Oh, mi Señor! Dios todopoderoso, todo el mundo que oiga hablar de él sin duda entrará’. Entonces, Dios lo rodeó de cosas desagradables y dijo: ‘Ve a verlo, Gabriel’. Gabriel fue a verlo, y entonces regresó y exclamó: ‘¡Oh, mi Señor! Dios todopoderoso, temo que nadie entrará’. Entonces, Dios creó el infierno y dijo: ‘Ve a verlo, Gabriel’. Gabriel fue a verlo, y entonces regresó y exclamó: ‘¡Oh, mi Señor! Dios todopoderoso, nadie que oiga hablar de él entrará’. Entonces, Dios lo rodeó de cosas codiciables y dijo: ‘Ve a verlo, Gabriel’. Gabriel fue a verlo, y entonces regresó y exclamó: ‘¡Oh, mi Señor! Dios todopoderoso, temo que no quede nadie sin entrar’”».
Imagínate por un momento la situación opuesta —las cosas tentadoras en los alrededores del cielo y las cosas difíciles en los alrededores del infierno—. ¿Estaría la gente correcta en el infierno? ¿Cuántos tiranos gobernantes han torturado de forma grotesca a sus súbditos, ridiculizado la verdad, oprimido a los débiles e indefensos, y amasado riquezas que superan sus necesidades para vivir en mansiones, con coches veloces y mujeres promiscuas? El atractivo del mundo se está convirtiendo en realidad. La gente sin principios no va a permitir que la moralidad se interponga en su camino de apoderarse de riquezas y fama, rodeada de «hermosos tesoros», intentando saciar sus deseos y vicios, y viviendo «la buena vida», «la vida del confort y el lujo». ¿Querrías que esa gente fuese al cielo?
Ahora piensa en un «hombre desafortunado» que ofreció comida a una persona hambrienta incluso cuando él mismo no disponía de mucha y tenía hambre, o en un hombre que tuvo el valor de luchar por la justicia, incluso cuando podría haber cedido y optado por un puesto de poder, riquezas e influencia desde donde oprimir a los más débiles. Piensa en la persona a la que se torturó, privó de alimento y apaleó solo por intentar crear un mundo mejor. ¿Querrías que esa gente fuese al infierno?
¿Cómo descubrimos la entereza de una persona, sus creencias y su naturaleza? El anterior hadiz del Sunan Abu Dawud nos explica cómo Dios ha decido diferenciar el bien del mal, y Dios es al-Alim (el Omnisciente) y al-‘Adl (el Justo).
Corán, 3:142: «¿Contáis acaso con entrar en el paraíso sin que Dios os ponga a prueba para saber quién de vosotros lucha (por su causa) y quién no se desmorona (ante la presión)?».
Corán, 47:31: «Y os pondremos a prueba hasta saber quiénes de vosotros son los que luchan y son los pacientes, y para probar vuestros actos (temple)».
Corán, 2:155-157: «Y tened por cierto que os pondremos a prueba con temor, hambre, pérdida de riqueza, personas y frutos de vuestro trabajo. Pero anunciaremos buenas nuevas a los pacientes, a aquellos que cuando les ocurre alguna desgracia dicen: “De Dios somos y a él hemos de volver”. Las bendiciones y la misericordia de su Señor se derramarán sobre ellos. Son a los que guía de verdad».
Corán, 16:96: «Todo aquello que poseéis (bienes materiales) se desvanecerá, pero lo que Dios tiene perdurará para siempre. Daremos a los que hayan sido pacientes la recompensa que les corresponda según lo mejor que hayan hecho».
Corán, 29:2: «¿Acaso creen los hombres que se les va a dejar tranquilos con solo decir “creemos” y no se les va a poner a prueba?».
Se nos puede poner a prueba incluso cuando no lo esperábamos, en formas que quizá no nos esperábamos, tal y como anuncia el profeta en este hermoso hadiz.
«Abu Huraira relató que el mensajero de Dios (que la paz vaya consigo) dijo: “Dios, exaltado y majestuoso, anunciará el Día de la Resurrección: ‘¡Oh hijo de Adán! Estuve enfermo y no me visitaste’. Dirá el hombre: ‘Señor mío, ¿cómo te iba a visitar si Tú eres el Señor de todos los mundos?’. A continuación, él contestará: ‘¿No sabías que mi siervo fulano estuvo enfermo, y tú no lo visitaste? ¿No sabías que si lo hubieras visitado, me habrías encontrado junto a él? ¡Oh hijo de Adán! Te pedí comida, pero tú no me diste de comer’. Dirá el hombre: ‘Señor mío, ¿cómo te iba a dar de comer si Tú eres el Señor de todos los mundos?’. Dios responderá: ‘¿No sabías que mi siervo fulano te pidió comida y no le diste de comer? ¿No sabías que si le hubieras dado de comer, le habrías encontrado junto a mí?’. El Señor proseguirá: ‘¡Oh hijo de Adán! Te pedí de beber, pero tú no me diste de beber’. Dirá el hombre: ‘Señor mío, ¿cómo te iba a dar de beber si Tú eres el Señor de todos los mundos?’. A continuación, él contestará: ‘Mi siervo fulano te pidió de beber y tú no le diste de beber. Si le hubieras dado de beber, me habrías encontrado junto a él’”». (Sahih Muslim, 32.6232).
Cuando uno está sufriendo, hay que recordar que el día sigue a la noche. «Recuerda que con la paciencia llega la victoria, que después del sufrimiento viene el alivio, y que después de la adversidad viene la paz» (Nawawi, hadiz n.º 19). Véase también el Corán, 94:5-6.
Cabe mencionar que es imposible que haya justicia en todo el mundo. Piensa en la madre a cuya hija han torturado y matado de forma injusta. Incluso si se atrapa y condena a su asesino (lo cual sería suponer mucho), ¿realmente se habrá hecho justicia? Si preguntas a su familia, sin lugar a dudas te dirán que eso no le ha devuelto a su hija. O piensa en un gobernante tirano que ha torturado y asesinado a miles de personas. Aunque se le atrape y ejecute, ¿se habrá hecho justicia? ¿Acaso una muerte equivale a miles? Es importante recordar que nuestra prueba en este mundo definirá en gran parte nuestra responsabilidad en el Día del Juicio Final, cuando se hará justicia de verdad. Dios puede hacer cosas que el hombre no puede, y si lo desea, puede compensar a la víctima y a su familia si lo cree correcto. También puede hacer que el tirano gobernante sufra el castigo de 1000 muertes, puesto que, en ese día, nuestras buenas y malas acciones se presentarán ante nosotros, esperando a ser juzgadas.
Esta prueba es por nuestro propio bien, ya que Dios es al-Alim (el Omnisciente), y como tal, ya conoce el resultado; aunque tenemos total libertad moral de elección a la hora de decidir nuestras acciones. (Véase Sahih Bukhari, 4.55.550). Esta prueba es por nuestro propio bien. Nos acordamos del comandante serbio de un campo de concentración bosnio que una vez dijo: «Oh, yo soy uno de los buenos. ¡Me merezco el paraíso!». Si no hubiera habido vida mundana, ¿qué prueba habría visto en contra de sus propias declaraciones? Y, aun así, gracias a la vida, sus acciones se presentarán ante él y serán juzgadas en el Día del Juicio Final. Pero Dios, por supuesto, es al-Alim (el Omnisciente). Esto se puede comparar con la analogía del buen profesor que puede predecir qué alumnos van a pasar o no el examen que les ha hecho. Cabe recordar que, aunque los estudiantes tienen total libertad para escoger las respuestas de las preguntas del examen, eso no cambia la capacidad de un buen profesor de predecir aprobados y suspendidos.1 Por supuesto, Dios, que va más a allá del tiempo, lo sabe, no lo predice.
1 Otra posible explicación que hemos oído es que Dios está fuera del marco espaciotemporal de nuestro universo. Por lo tanto, Dios puede, por ejemplo, estudiar las decisiones que has tomado a través de tu propia voluntad y elaborar su plan a partir de ellas. Reflexión adicional: esto también explica por qué Dios es una causa «sin causa»; a diferencia de todo lo demás con lo que uno se encuentra que tiene una causa (por ejemplo, el razonamiento de la causa y el efecto). Puesto que Dios está fuera del marco temporal de nuestro universo, no necesita una causa. Por ejemplo, una posible explicación utiliza la noción de la teoría del Big Bang de que el tiempo y el espacio del universo comenzaron en la singularidad inicial que se calcula que ocurrió hace muchos miles de millones de años. Por supuesto, los musulmanes creen que Dios creó el universo y que Dios existía antes del Big Bang. Teorías aún por plantear puede que ofrezcan otras posibilidades.
Personalmente, consideramos que el tiempo es un concepto muy inusual.
Respuesta n.º 2
A menudo, queremos algo que en realidad es malo para nosotros, o nos desesperamos cuando estamos pasando un tiempo difícil. Lo cierto es que, con solo nuestros limitados conocimientos, no podemos saber de verdad si algo que se presenta ante nosotros nos beneficiará o perjudicará al final —es decir, si es bueno o malo para nosotros—, a menos que Dios nos lo diga. En ocasiones, nos alegramos de algo malo y nos quejamos de algo bueno cuando en realidad deberíamos estar agradecidos. En ocasiones, puede ser que Dios nos da lo que necesitamos de verdad en vez de lo que creemos que queremos.
Corán, 2:216: «[…] puede que os disguste algo que sea bueno para vosotros y que améis algo que es malo. Dios lo sabe y vosotros no».
Así que, a veces, es mejor no conseguir lo que queremos.
Hay una historia2 en la que un hombre le pidió al profeta Muhammad que rezara por él para hacerse rico. El Profeta lo ignoró. El hombre volvió a pedírselo, y de nuevo, el Profeta lo ignoró. El hombre se lo pidió una última vez, y el Profeta rezó para que se hiciera rico. El hombre solía frecuentar la mezquita, pero a medida que su riqueza aumentó, se encontró con que tenía rebaños de ovejas cada vez más grandes. Tenía que llevarlos fuera de la ciudad a pastar, por lo que cada vez pasaba menos tiempo con el Profeta y sus compañeros y se preocupaba más de sus rebaños. Cuando se ordenó el azaque (limosna), el Profeta envió a alguien a recaudarlo al hombre, pero este se había alejado tanto del islam que se negó. Por eso, el Profeta se negó a aceptar los futuros azaques del hombre. Incluso en la era de Abu Bakr y Omar, cuando el hombre intentó pagar el azaque a ambos califas (líderes islámicos), éstos se negaron a aceptarlo ya que el Profeta lo había rechazado. El Profeta había intuido que la riqueza no le iría bien al hombre cuando este le había pedido que rezara por él. No obstante, el hombre había insistido varias veces… A veces, debes alegrarte de no recibir todo lo que pides. Hay cosas que pides que te pueden llevar por el mal camino. Puede que no lo sepas, pero Dios sí lo sabe.
2 No todos los musulmanes aceptan este relato en particular de esta historia en concreto, pero la historia resulta útil a modo de moraleja.
En la historia del Corán sobre el profeta Moisés y Al-Khidr (que también se explica en el hadiz), Dios nos desaconseja hacer juicios basados en nuestros conocimientos limitados y nos recuerda que solo él dispone del conocimiento absoluto.
Sahih Bukhari, tomo 6, libro 60, n.º 250: «Entonces, un hombre se acercó a Moisés y le preguntó: “¡Oh apóstol de Dios! ¿Existe alguien en el mundo que sepa más que tú?”. Moisés respondió: “No”. Dios castigó a Moisés, ya que no atribuyó el conocimiento infinito a Dios. Alguien dijo en nombre de Dios: “Sí, uno de nuestros siervos sabe más que tú”.
[…] Entonces regresaron y encontraron a Al-Khidr. […] Cuando Moisés le saludó, se destapó el rostro y dijo: “[…] ¿Quién eres?”. Moisés respondió: “Soy Moisés”. […] Al-Khidr preguntó: “¿Qué quieres?”. Moisés contestó: “He venido a que me enseñes la verdad que te han enseñado”. […] En ese momento, un pájaro bebió un trago del agua del mar con el pico. Al-Khidr entonces añadió: “Por Dios, mis conocimientos y los tuyos comparados con el conocimiento de Dios es como lo que aquel pájaro ha tomado del mar con el pico”».
El Corán explica a continuación lo que ocurrió:
Corán, 18:65-82: «Así, volvieron sobre sus pasos y dieron con uno de nuestros siervos al que le habíamos concedido misericordia procedente de nuestra presencia y al que habíamos enseñado parte de nuestro conocimiento.
Moisés le preguntó: “¿Puedo seguirte para que me enseñes el buen juicio que se te ha enseñado?”.
Al-Khidr respondió: “No tendrás suficiente paciencia conmigo, ya que ¿cómo vas a tener paciencia en situaciones en las que te faltan conocimientos?”.
Moisés replicó: “Si Dios quiere, seré paciente y no te desobedeceré en nada”.
A lo que Al-Khidr añadió: “Si realmente quieres seguirme, no me preguntes nada si yo no te he explicado primero su significado”.
Así partieron y se subieron a una embarcación, pero Al-Khidr le hizo un agujero y la embarcación hizo agua. Moisés le reprochó: “¿Lo has hecho para ahogar a los que van en ella? ¡Has hecho algo terrible!”.
Al-Khidr contestó: “¿No te dije que no tendrías paciencia conmigo?”.
Moisés respondió: “No tengas en cuenta mi olvido ni seas duro conmigo”.
Y se pusieron a andar hasta que se encontraron con un muchacho al que Al-Khidr mató. Moisés dijo: “¿Has matado a una persona inocente que no ha matado a nadie? ¡Has hecho algo terrible!”.
Al-Khidr contestó: “¿No te dije que no tendrías paciencia conmigo?”.
Entonces Moisés le suplicó: “Si te vuelvo a pedir explicaciones, entonces tienes todo el derecho de ir por tu lado, y en lo que a mí respecta, tendrás toda la razón para hacer que me vaya”.
Y así siguieron su viaje hasta que se encontraron con los habitantes de una ciudad, a quienes pidieron comida, pero ellos se negaron a darles cobijo. Mientras cruzaban la ciudad, vieron un muro que amenazaba derrumbarse, pero Al-Khidr lo enderezó. Moisés comentó: “Si quisieras, podrías pedirles un pago por tu trabajo”.
Al-Khidr anunció: “Aquí es donde nuestros caminos se separan, pero primero voy a explicarte el significado de aquello con lo que no has tenido paciencia. En cuanto a la embarcación, pertenecía a unos pobres marineros que la usaban para trabajar en el mar. Quise hacerla inservible temporalmente porque los perseguía un rey que se estaba apropiando a la fuerza de todas las embarcaciones. El muchacho tenía padres creyentes y temíamos que les iba a causar dolor a causa de su carácter rebelde e ingrato. Por lo tanto, quisimos que su Señor les diera a cambio un hijo mejor que él, más puro y más propenso a la compasión. Y en cuanto al muro, era de dos muchachos de la ciudad que son huérfanos. Debajo del mismo, había un tesoro que les pertenecía. Su padre había sido un hombre justo, y tu Señor quiso que llegaran a la madurez y pudieran encontrar su tesoro como una misericordia de parte de tu Señor. No hice todo esto por mis propios motivos. Este es el significado de todo aquello con lo que no tuviste paciencia”» (Corán, 18:64-82, véase también Sahih Muslim, libro 030, n.º 5865).
No debemos tener envidia de la vida de la suntuosidad y el confort de la que disfrutan los hombres corruptos y poderosos, o sentirnos desalentados por las duras circunstancias de un hombre honesto. Decir que la vida es injusta es de ingenuos. Al hacerlo, estás haciendo un juicio impulsivo. ¿Dirías en voz alta el resultado de un maratón de 24 horas tres segundos después de que haya empezado? ¿Cómo de preciso podrías ser? La vida de este mundo es como una gota en el océano que es el más allá. El Corán dice lo siguiente sobre la brevedad de la vida mundana: «Parecerá como si solo hubieran permanecido una hora del día» (Corán, 10:45).
La capacidad del ser humano de distinguir él mismo entre el bien y el mal es muy limitada. Cabe recordar que Dios es al-Hakim (el Sabio) y al-Latif (el Sutil). Quizá pediste sabiduría, y Dios te envió problemas para que aprendieras de ellos; quizá pediste riquezas, y Dios te envió tiempos difíciles para enseñarte a ahorrar del modo que lo necesitarás para gozar de una prosperidad duradera; o quizá pediste salud y Dios te envió problemas de salud para enseñarte el valor del ejercicio y la dieta, con los que podrás construir una buena base para tu futura buena salud. Quizás Dios quería recordarte el valor de ser optimista: «Al que […] con toda sinceridad dé lo mejor de sí, le haremos propicia la felicidad» (Corán, 92:5-7), así como el de ser positivo: «Albergar buenos pensamientos es parte de un culto bien profesado» (Abu Dawud, n.º 4975), incluso cuando estamos pasando una mala racha. Recuerda: «Confía en Dios. Él es quien oye y quien sabe» (Corán, 8:61).
No pierdas la esperanza de que Dios vaya a hacer realidad tu oración, ya que la ira y la impaciencia hacia la aparente falta de resultados puede hacer que tu oración nunca se cumpla (Bukhari, 8.354). Dios a veces sorprende a su devoto siervo con la manera en la que le decide ayudar.
Corán, 65:2-3: «[…] Y para quienes temen a Dios, él les da una salida y les provee desde fuentes que no esperaban. Y si uno confía en Dios, él le bastará, puesto que es cierto que Dios logrará su propósito. Dios le ha dado a cada cosa un término y una medida».
En ocasiones, Dios se niega a concederte la recompensa de tus acciones. No debes perder la esperanza si no consigues algo que quieres en esta vida. Quizá Dios te recompensará con ello o algo mejor en el más allá. El valor del más allá es mucho mayor que el de la breve vida que vivimos. Confía en Dios, pues nadie te recompensa mejor que él. «Y siempre os da algo de lo que habéis pedido. Si tratáis de contar las bendiciones de Dios, no podréis nunca enumerarlas» (Corán, 14:34).
Riyadh-us-Saleheen, n.º 1501: «Hazrat Ubadah bin Samit relató que el Santo Profeta dijo: “Cuando un musulmán suplica a Dios, él hace realidad su oración, o evita que un mal equivalente caiga sobre él, siempre y cuando no rece por algo pecaminoso o que rompa los lazos familiares. Al oír esto, uno de sus compañeros dijo: ‘Entonces suplicaremos a Dios generosamente’. El mensajero de Dios dijo: ‘Dios es más generoso haciendo realidad tus súplicas’ (Tirmizi). Hakim, que narraba desde Hazrat Abu Sa’eed, añadió: ‘O le guarda una recompensa equivalente a su oración hasta el Día del Juicio Final’”».
¿Cómo de generoso es nuestro Señor, que le da al creyente una de estas tres buenas opciones? 1) La bendición ahora, 2) una recompensa similar en el más allá o 3) evita que un mal equivalente caiga sobre él. Así que, ¿por qué debería preocuparse un musulmán de no recibir la opción n.º 1? Esto ayuda a los musulmanes a comprender el siguiente hadiz en Abu Dawud, libro 8, n.º 1483: «Narraba Salmán al-Farsi: “El Profeta (que la paz vaya consigo) dijo: ‘Tu Señor es dadivoso y generoso, y no quiere despachar a su siervo con las manos vacías cuando las alza ante él’”». Realmente un siervo de Dios devoto y pío nunca podrá agradecer a Dios lo suficiente por las bendiciones que le ha otorgado.
En ocasiones, Dios retrasa un asunto en esta vida. Dios habla sobre purificar la falsedad en el Corán, 13:17: «Asimismo, de la mena que se quema en el fuego para obtener adornos o utensilios sale una espuma similar. Así distingue Dios entre la verdad y la falsedad, la espuma se desecha y lo que es útil para el hombre permanece en la tierra. Así es como Dios pone sus ejemplos». Los primeros musulmanes sufrieron mucho en La Meca debido a persecuciones, burlas, tortura y exilios. Cuando le rogaron al Profeta que rezara para que les diera un descanso, él les urgió a adherirse al sabr (perseverancia y paciencia inalterables). En el ardor de estos juicios, el bien se separó de la escoria. El «fuego» de los juicios expulsó las impurezas de cada musulmán como el fuego expulsa las impurezas del oro o del mineral de hierro para crear acero. Juicio en árabe es «fitna», que también significa poner a prueba la pureza del oro.
Solo muchos años después en Medina fueron lo suficientemente fuertes como para llevar a cabo la abrumadora tarea de construir una nación islámica, libre de los problemas y las limitaciones que tuvieron en La Meca. Si les hubieran dado una comunidad política para gobernar antes cuando eran débiles, la cimentación de la estructura del islam se habría puesto en gran peligro. Al fin y al cabo, el acero, que se obtiene a partir de la fundición de hierro para eliminar las impurezas, es mucho más resistente que el hierro. Quizá esta es la razón detrás del hadiz: «Abu Hurairah relató que el mensajero de Dios dijo: “A aquel al que Dios le desea bien, él le hará pasar alguna desgracia”» (Al-Bukhari) (Riyadh-us-Saleheen, n.º 39).
A veces, Dios utiliza la adversidad para enseñar a sus discípulos, como es el caso de un edificio ardiente en ruinas y con agujeros de balas, o una bancarrota. En ocasiones, nuestra vida parece que se va a desmoronar. Dice Dios en el Corán, 29:41: «Los que han tomado como protectores a otros que no son Dios son como la araña que construye una casa de delicadas telas, siendo que el refugio más frágil es la telaraña. ¡Si supieran!». ¿Has construido tu vida en una tela de araña o en una casa con buenos cimientos partiendo de la conciencia de Dios? ¿Sabes lo que es realmente importante en la vida? ¿Unos buenos cimientos que no se van a desmoronar? ¿Qué es efímero y qué es duradero? No hay nada más resistente que construir nuestra vida a partir de la gracia, la dirección y las instrucciones de Dios. «[…] antes de condenarles a ese castigo mayor, les haremos probar tipos de castigo menor en la vida mundana, para que tengan la oportunidad de arrepentirse y regresar al camino de Dios» (Corán, 32:21).
A veces, la adversidad nos recuerda la gran generosidad de Dios. Al fin y al cabo, ¿acaso los enfermos no aprecian especialmente la salud? «Si tratáis de contar las bendiciones de Dios, no podréis nunca enumerarlas» (Corán, 14:34). Empiezas a apreciar el valor de las cosas. Alguien que ha pasado hambre tiene más posibilidades de dar comida al hambriento, ser generoso y sentirse a gusto con aquellos que están en problemas. Le hace ser más humilde y estar más agradecido hacia Dios. Le hace recurrir a Dios y confiar en él. En resumen, muestra los atributos de aquellos que tienen más posibilidades de que Dios los enaltezca. Sahih Muslim, libro 32, n.º 6238: «A’isha relató que el mensajero de Dios dijo: “No se clava el creyente una espina o algo peor que eso sin que Dios lo enaltezca por ello, o borre de él sus pecados”».
Aunque el dolor puede presentarse en diferentes formas y proceder de diferentes fuentes, a veces proviene de otros que abusan de ti. No obstante, no debes preocuparte en exceso si la desgracia se presenta ante ti. Por supuesto, no suele haber nada malo con defenderte de las malas personas. Recuerda también que Dios te compensará por tus desgracias si eres su siervo devoto. Así que no te preocupes. En su lugar, concéntrate en siempre complacer a Dios. No te olvides de que uno de los nombres de Dios es Al-Muqsit, el Equitativo, el que siempre es justo con su juicio.
Corán, 5:27-29: «Cuéntales la verdad de la historia de los dos hijos de Adán, cuando ofrecieron un sacrificio a Dios y le fue aceptado a uno, pero al otro no. Celoso y lleno de ira, Caín le dijo a su hermano: “¡Te mataré!”.
Abel contestó: “Dios solo acepta ofrendas de quienes son atentos y sinceros con él”. Entonces, intentó razonar con su enfurecido hermano diciendo: “Si levantas tu mano contra mí para matarme, yo no levantaré la mía para matarte, pues yo temo a Dios, el Señor de todos los mundos. Quiero que te hagas responsable de mis pecados y los sumes a los tuyos, pues entonces te convertirás en el compañero del Fuego, y esa es la recompensa de los injustos”».
El siguiente hadiz explica mejor estas aleyas (versículos) del Corán.
Sahih Muslim, libro 32, n.º 6251: «Abu Hurairah relató que el mensajero de Dios dijo: “¿Sabéis quién es pobre?”. Los compañeros del Santo Profeta contestaron: “Un hombre pobre entre nosotros es aquel que ni tiene monedas ni riquezas”. El Santo Profeta respondió: “El hombre pobre de mi comunidad sería aquel que vendría el Día de la Resurrección con oraciones, ayunos y actos benéficos, pero que en ese día se presentaría en la bancarrota, ya que habría agotado sus fondos de virtudes porque abusó de los demás, les calumnió, gastó ilícitamente la riqueza del prójimo, derramó su sangre y lo golpeó. Sus virtudes serán atribuidas a aquellos que sufrieron a manos suyas. Y si sus buenas acciones se quedan cortas para borrar la cuenta, entonces sus pecados serán registrados en su cuenta y será enviado al infierno”».
Esa es la rendición de cuentas del Día del Juicio Final. Todo el mundo será compensado en su totalidad y se hará justicia.
Respuesta n.º 3
En ocasiones, se produce una desgracia como resultado de una rebelión arrogante y directa contra Dios.
Corán, 29:38: «Y podéis ver con claridad las ruinas de los asentamientos de los habitantes de Ad y Zamud. Shaitán hizo que vieran sus malas acciones como buenas y los desvió del camino de Dios a pesar de ser gente con visión. Y Moisés les había traído a Qarún, Firaún y Haman las pruebas evidentes de la verdad, pero se llenaron de soberbia en la tierra y no pudieron escapar de nosotros. A cada uno de esos malhechores le castigamos por sus pecados. A unos les mandamos tormentas de arena letales, otros cayeron presa de letales ráfagas, a otros hicimos que se los tragara la tierra y a otros los ahogamos en el mar. Dios no fue el responsable de sus males, sino que fueron ellos mismos los causantes».
Imagínate si Dios no los hubiese destruido. Imagínate si la corrupción y el mal reinaran por encima de todo, cuán severa habría sido la prueba en cualquier persona de esa sociedad que incluso intentara hacer el bien. Pero Dios es misericordioso con sus siervos.
A veces, el hombre espera que Dios le escuche, pero él no escucha a Dios. ¿Qué lógica tiene eso?
«Abu Hurairah relató que el mensajero de Dios dijo: “¡Oh gente! Dios es bueno y, por ende, solo acepta lo bueno. Dios ha ordenado a los creyentes lo mismo que ha ordenado a los mensajeros pues dice: ‘¡Mensajeros! Comed de las cosas buenas y obrad con honestidad, pues sé bien lo que hacéis’ (Corán, 23:51). Y dijo: ‘¡Creyentes! Comed de las cosas buenas de las que os hemos proveído’ (Corán, 2:172). Luego mencionó a un hombre que viaja mucho, de pelo desaliñado y polvoriento. Éste alza las manos al cielo y suplica: ‘¡Oh mi Señor! ¡Oh mi Señor!’. Pero su comida es ilícita, su bebida es ilícita, su ropa es ilícita y su nutrición es ilícita. ¿Cómo van a ser respondidas sus súplicas?”». (Sahih Muslim, libro 5, n.º 2214)
Luego está lo siguiente:
Narraba Anas ibn Malik: «Dios todopoderoso le dijo a Ya’qoub (Jacobo) a través de Gabriel: “¿Sabes por qué te quité la vista y encorvé tu espalda, y por qué los hermanos de Yusuf (José) hicieron lo que hicieron? Mataste una oveja y no le diste nada a un pobre huérfano que estaba ayunando”» (Al-Hakim).
Respuesta n.º 4 (para musulmanes en la adversidad)
¿Creías que podrías entrar en el paraíso sin vivir lo que otros habían vivido antes? Se los puso a prueba por medio de la desgracia y la pérdida, y algunos estaban tan alterados que incluso su mensajero se unió a ellos mientras lloraban: «¿Cuándo llegará la ayuda de Dios?». Recuerda que la ayuda de Dios siempre está cerca.
La vida puede ser una prueba. Una prueba dura. Para aquellos que están pasando por un momento difícil, una de las principales causas del estrés es preocuparse de la capacidad de uno mismo a la hora de resolver un problema. ¿Es el problema demasiado grande para mí? Pero un musulmán no tiene que preocuparse de esto. Dios dice en el Corán:
«Ningún alma tendrá una carga mayor de la que puede soportar» (Corán, 2:233).
Así como:
«Sa’d le preguntó al Profeta (que la paz y las bendiciones de Dios vayan consigo): “Oh mensajero de Dios, ¿qué gente sufre mayores tormentos?”. Él dijo: “Los profetas, luego aquellos que les siguen (en cuanto a estatus), y luego aquellos que les siguen. Un hombre será puesto a prueba en función de la fuerza de su fe. Si su fe es fuerte, entonces los tormentos que se le presentan serán mayores; si su fe es débil, será puesto a prueba en función al nivel de su fe. Los tormentos seguirán al siervo hasta que camine sobre la faz de la tierra libre de pecado”».
Esto quiere decir que todo lo que se te presenta está dentro de tu capacidad para lidiar con ello desde un punto de vista islámico. Esto en sí mismo debería ser un gran consuelo. También debes encontrar consuelo y tranquilidad en el dhikr (recuerdo de Dios). «¿Pues no es acaso con el recuerdo de Dios con lo que se tranquilizan los corazones?» (Corán, 13:28).
Uno debe tener cuidado de no caer en la trampa de la desesperación, que es un tipo de incredulidad.
«¿Y quién puede perder la esperanza en la misericordia de su Señor sino los extraviados?» (Corán, 15:56).
«Los mayores pecados son […] y perder la esperanza en la misericordia de Dios».3
3 Dicho por Ibn Masood, relatado por Abd al-Razzaaq y catalogado como sahih por al-Haizami e Ibn Kathir.
Tampoco te olvides de contar tus bendiciones:
«Si tratáis de contar las bendiciones de Dios, no podréis nunca enumerarlas» (Corán, 14:34).
Si te preocupa haber perdido una pierna, piensa en la persona que ha perdido las dos.
Sahih Muslim, libro 42, n.º 7070: «Abu Hurairah relató que el mensajero de Dios dijo: “Mirad al que está debajo de vosotros y no miréis al que está encima, pues así no menospreciaréis los favores que Dios os ha otorgado”».
Los compañeros del Profeta solían quejarse con éste de la tortura a la que estaban sometidos…
«Narraba Khabbab bin Al-Arat: “Nos quejamos al apóstol del Dios de la opresión bajo la que estábamos sometidos mientras él se sentaba a la sombra de la Kaaba, apoyado en su Burd (sábana cobertora). Le dijimos: ‘¿Nos buscarás ayuda? ¿Rezarás a Dios por nosotros?’. Él respondió: ‘En una de las naciones pasadas, se tiró a un hombre creyente en una zanja que se había cavado para él, se le puso una sierra sobre la cabeza y se le cortó por la mitad; y aun así esa tortura no le hizo abandonar su religión. Le peinaron el cuerpo con peines de hierro que arrancaron la carne de los huesos y los nervios, y aun así esa tortura no le hizo abandonar su religión. Por Dios, esta religión (el islam) prevalecerá hasta que un viajero de Saná (en Yemen) a Hadramaut no tema nada sino a Dios, o un lobo con respecto a sus ovejas, pero vosotros los hombres os apresuráis’”» (Bukhari, 4.56.809).
Un mu’mim (creyente) está en un estado maravilloso. Si cosas buenas le suceden, las disfrutará; y si le ocurren cosas malas, Dios las utiliza para enaltecerlo.
Sahih Bukhari, tomo 7, libro 70, n.º 545: «Narraban Abu Sa’id Al-Khudri y Abu Hurairah: El profeta dijo: “Ni el cansancio, ni la enfermedad, ni la pena, ni la tristeza, ni el dolor, ni la angustia caen sobre el musulmán, incluso si es el pinchazo que le produce una espina, pero Dios le expía algunos de sus pecados por eso”».
Piensa en el difícil caso de una mujer a la que violaron en los campos de concentración bosnios, piensa en los casos de los musulmanes a los que se encarcela injustamente, piensa en el caso de las atroces torturas a las que se somete a los musulmanes que profesan el islam, piensa en la mayor, la peor injusticia más trágica y grotesca que se te ocurra. Piensa no en el peor caso del mundo actual, sino en el peor caso jamás sucedido en los anales de la historia de la humanidad. ¿Qué opinas de ese caso? El caso que encarna el paradigma de la aparente injusticia. Aquí yace la importancia de comprender las diferencias entre este mundo y el más allá. De sopesar este mundo y el siguiente. Dios ha colocado un velo hasta el Día del Juicio Final, cuando las realidades de la existencia se manifestarán según él lo ordene.
Sahih Muslim, libro 39, n.º 6738: «Anas b. Mâlik relató que el mensajero de Dios dijo: “A uno de los moradores del infierno que ha vivido una vida de confort y abundancia entre la gente del mundo se le sumergirá en el fuego una vez en el Día de la Resurrección y luego se le dirá: ‘¡Oh hijo de Adán! ¿Alguna vez te ha pasado algo bueno? ¿Alguna vez has tenido alguna bendición material?’. Y entonces él dirá: ‘No, ¡por Dios, oh mi Señor!’. Y entonces se traerá a la persona de entre la gente del mundo que ha tenido la vida más miserable de todas de entre los moradores del paraíso, y se le sumergirá una vez en el paraíso y luego se le dirá: ‘¡Oh hijo de Adán! ¿Alguna vez has te has enfrentado a la adversidad? ¿Alguna vez has tenido alguna dificultad?’. Y entonces él dirá: ‘No, ¡por Dios, oh mi Señor! Nunca me he enfrentado a la adversidad ni he tenido alguna dificultad’”».
Con casi toda seguridad, se trata de nuestro Señor al-‘Adl (el Justo) y al-Basir (el que todo lo ve). Alabado sea Dios, nuestro Rabb, el Protector y Sustentador de los mundos.
Sahih Muslim, libro 4, n.º 2000: «Umm Salama, la esposa del apóstol de Dios, relató que el mensajero de Dios dijo: “Si un siervo de Dios que sufre una desgracia dice: ‘Pertenecemos a Dios y a él regresaremos. ¡Oh Dios!, recompénsame por mi desgracia y dame en su lugar algo mejor’, Dios lo recompensará por su desgracia y le dará algo mejor en su lugar”. Umm Salama dijo: “Cuando falleció Abu Salama, dije esas mismas palabras, pues el mensajero de Dios me lo ordenó. Y entonces Dios me dio algo mejor: me convertí en la mujer del mensajero de Dios’”».
Cuando un musulmán siente que pierde la esperanza y está a punto de verse abrumado por los sucesos, debe referirse al ejemplo de nuestro Profeta. En uno de los días más tristes de su vida, fue expulsado de Taif, apedreado y abandonado mientras sangraba cuando intentó predicar el islam a sus habitantes. Mientras buscaba refugio en un huerto, exhausto y muy apenado, dijo algo de lo que los musulmanes podemos aprender mucho. Dijo, en este momento de gran angustia:
«¡Oh Dios! Solo a ti me lamento de mi impotencia, la escasez de mis recursos y mi insignificancia ante la humanidad. Tú eres el más misericordioso de todos. Tú eres el Señor de los indefensos y los débiles, ¡oh mi Señor! ¿En manos de quien me abandonarías? ¿En las manos de un lejano pariente poco compasivo que me frunciría el entrecejo con hosquedad, o las del enemigo que ha tomado el control de mis cosas? Pero si tu ira no recae sobre mí, no hay nada de lo que deba temer. Busco la protección de la luz de tu semblante, que ilumina los cielos, disipa la oscuridad, y controla todas las cosas de este mundo así como las del más allá. Que nunca deba provocar tu ira, o que tú tengas que sentir ira hacia mí. Y no hay otro poder ni fuente que los tuyos».
Debemos recordar que la preocupación inmediata de un musulmán devoto debe ser si ha encolerizado a su Señor, pero de no ser así, recurre a su Señor en reconocimiento de la verdadera realidad de las cosas. Pues es consciente de que Dios es la fuente de toda la fuerza y el poder. Recuerda su gracia y le suplica su misericordia. Y sabe que si su Señor no está insatisfecho con él, no tiene nada que temer.
Por último, un siervo perspicaz de Dios utiliza la adversidad como un recordatorio para recurrir a Dios, pero no debe estar entre esos que son negligentes o desagradecidos y se olvidan de Dios cuando este hace que la adversidad se termine. Recuerda a Dios en la adversidad y en la paz.
«Él es quien os permite viajar por la tierra y el mar con facilidad. Subís a bordo de las naves y navegáis con viento favorable, y los marineros se regocijan por su progreso. No obstante, cuando les llega un viento tempestuoso y las olas se alzan por todas partes, sienten que van a perecer. Entonces se dan cuenta de que toda la religión pertenece a Dios, así que imploran su nombre, prometen que le van a servir con sinceridad y dicen: “Si nos salvas de esta, te estaremos agradecidos para siempre”. Pero una vez que Dios les ha salvado, cometen actos de desobediencia en la tierra una vez más sin derecho. ¡Hombres! Todos los actos de rebeldía que cometáis estarán en contra de vuestra alma. Tendréis el disfrute de la vida de este mundo durante un breve periodo de tiempo, pero luego habréis de volver a Nosotros y entonces os haremos saber el significado de todo lo que habéis hecho» (Corán, 10:22-23).
Recuerda a Dios en la adversidad y en la paz.
Nota: Nos gustaría dejar una nota sobre el «fatalismo», un término que trae consigo muchas connotaciones negativas que algunos elementos han intentado asociarlo a él. El islam no aboga por el fatalismo, que implica holgazanería. En realidad, intentar esforzarse en el camino de Dios es lo opuesto a la holgazanería. Pero, si Dios ha decretado algo y uno no tiene control sobre ello de verdad, un musulmán no malgasta su tiempo disgustándose o estresándose por ello.
Estas son solo unas pocas posibles respuestas y, por supuesto, como siempre, solo Dios conoce de verdad todas las respuestas.
(Extracto del libro "Comprender el islam fácilmente")
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Tabla de contenidos
Apartado II: artículos generales
¿Por qué existe el mal y el sufrimiento?
Por qué creo en Dios — testimonio de un musulmán
El Corán, la ciencia moderna y más
El islam y el racismo
El islam: ¿la solución a los problemas sociales de Estados Unidos?
Algunas virtudes musulmanas (dichos del profeta)
Apartado IV: islam y cristianismo
Puntos en común: judaísmo, cristianismo e islam
Expiación vicaria en la «sangre del Cordero»
La Biblia y la ciencia moderna